miércoles, 20 de octubre de 2010

Clásicos básicos

En esta sección iré publicando cómo hacer cosas sencillitas como arroz blanco, o bechamel, o algún tipo de comida que pueda servir de base a otras un pelín más complejas.


Comencemos por el ARROZ BLANCO.


Hay muchas maneras de hacer arroz blanco, pero esta es la que me han enseñado mi abuela y mi madre. Es sencilla y en 15 min tienes un arroz en su punto.


Ingredientes:


- Arroz redondo (del normal, no vale del que no se pasa que es trampa ;P ) a razón de                   
  medio vaso de duralex por comensal. Es decir, si es para dos, pues un vaso entero
- Aceite de oliva
- Un par de dientes de ajo
- Sal
- Agua a razón de tres partes de agua por una de arroz.
- Laurel


Se cubre el fondo de la cacerola donde vayamos a hacer el arroz con aceite de oliva. Si lo tenemos virgen pues mejor que mejor. No hay que echar una cantidad barbara, pero que tampoco quede escaso. 
En ese aceite se echan los dos dientes de ajo majados (es decir, machacados un poco en el almirez. Si se tiene poco tiempo, se pueden cortar en trozos grandes también, pero con el majado dan más sabor) y se rehogan.
Cuando empiecen a dorarse, se retiran del aceite y se deja enfriar un poco.
Cuando el aceite esté un poco frío se echa el agua. Hay que tener cuidado y no echar el agua poco a poco con el aceite caliente, porque salta.
Se le añaden los ajos, sal y una hoja de laurel y se pone a hervir.
Cuando el agua está hirviendo, echamos el arroz, con la mano como si lo espolvoreásemos.
Dejamos cocer.
No es necesario mover el arroz en ningún momento, excepto si hay que rectificar de sal. Para ello hay que probarlo en medio de la cocción y si está soso, ponerle un poco de sal más y remover. El arroz cuando ya está cocido no coge el sabor de la sal, así que es importante hacerlo durante la cocción.
Si el arroz está en su punto de sal, se deja cocer y cuando veamos que le le queda una capa fina de agua encima, retiramos del fuego y dejamos reposar hasta que haya absorbido el agua completamente.
Ya tenemos un arroz que se puede comer solo, porque sale riquisimo!!




Otro clásico básico es la BECHAMEL


La bechamel es muy sencilla de hacer, aunque por norma general, suele echar un poco para atrás el prepararla sobre todo por si quedan grumos o se nos pega.
Hay muchas maneras de hacerla, asi que os pongo una sencilla.


Ingredientes:


- Leche, a poder ser entera, pero se puede hacer con semidesnatada también y para los
  intolerantes a la lactosa, como yo, pues con leche sin lactosa.
- Mantequilla o aceite de oliva
- Harina de trigo
- Sal
- Nuez moscada


Depende de la cantidad de bechamel que se vaya a hacer, utilizaremos una sartén o una olla pequeña. 
Ponemos a derretir una nuez de mantequilla o cubrimos el fondo de aceite de oliva y cuando este un poco caliente le añadimos la harina. Con las proporciones de harina, pues la verdad es que depende de cómo queréis que salga la bechamel. Si la queréis ligera, con una cucharada de harina vale y si es para croquetas, pues le ponéis dos o tres. Esto va también a ojímetro, jeje.
Cocinamos la harina con el aceite o la mantequilla durante un ratito, hasta que vaya cogiendo color. Esto es importante para quitarle el sabor a crudo.
Añadimos la leche poquito a poco. En muchos sitios encontraréis que hay que poner leche caliente, pero con que esté del tiempo vale, así ensuciamos menos. Yo incluso la he llegado a hacer con leche de la nevera, por falta de tiempo. 
La vamos removiendo con una varilla de pastelero, para evitar que salgan grumos. Una vez que hemos desleído la harina, vamos añadiendo más leche y removiendo una y otra vez, hasta que terminemos de añadir la leche que queramos. 
Dejamos que cueza, sin dejar de remover, y cuando haya adquirido la textura deseada, retiramos del fuego.
Hay que tener en cuenta que una vez enfriada, la bechamel adquiere más cuerpo, pero mientras la hacemos, podemos asegurarnos de si la cantidad de harina es la adecuada, nos hemos pasado o nos hemos quedado cortos.
Si nos hemos pasado, pues añadimos más leche hasta que quede como queramos, y si no hemos llegado, pues le añadimos más harina con el mismo procedimiento que al principio, cocinándola un poco en aceite o mantequilla en una sartén a parte.
Cuando al fin la hayamos retirado del fuego, la cubrimos (rozando la propia bechamel) con papel film o pasamos un bloque de mantequilla por la superficie para que no haga costra y .... voilá!! ya tenemos bechamel.
Si nos gusta muy muy fina, podemos también utilizar la minipimer para batirla y asi eliminar los grumos. 









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